Algunos temas recientes relacionados con el talento humano en TigoUNE deben encender las alertas, pues se podría estar incumpliendo lo dispuesto en el Acuerdo 17 de 2013 que dio vida a la fusión UNE-Millicom, y que en su Artículo Primero, literal e, dice: “En todo caso, se conservarán los derechos laborales de los actuales servidores de UNE EPM Telecomunicaciones S.A.”.
Hemos conocido hechos, puestos en conocimiento de la Vicepresidencia de Recursos Humanos, cuyo compromiso, en las reuniones periódicas que sostenemos con ella, ha sido el de tomar los correctivos que sean necesarios. Los despidos de hace unos meses, las convocatorias para nuevas plazas, la valoración de competencias (Assessment), la estigmatización a quienes han aportado su conocimiento durante años y el cambio de contrato para quienes aspiran a una jefatura, hacen parte de esas acciones, que nos hacen preguntar si los valores de los que habla el Código de Ética [1] son sólo retórica.
En el caso de las convocatorias, debe tenerse claro que en su fase inicial solo se pueden descartar las hojas de vida que no cumplan los requisitos del cargo, pues restarían las primeras evaluaciones, pruebas y entrevistas, en las que ese procedimiento sí es válido. Sobre estos procesos se han recibido reclamos y observaciones por parte de varios trabajadores, que han preferido el anonimato, en los que manifiestan que muchos de esos procesos parecen direccionados. Pese a ello, valoramos que en otras convocatorias, sobre las que también hemos recibido información, se ha dado la oportunidad al talento humano existente para que ocupe nuevos cargos y para la reubicación de algunas personas en otros donde puedan desempeñar funciones con un aporte mucho más significativo para la empresa y para su propio desarrollo.
No obstante esa satisfacción parcial, manifestamos preocupación y sentamos nuestra voz de protesta por la indebida utilización del Assessment, pues de acuerdo con quejas recibidas y casos concretos en algunos de los recientes despidos, ha sido utilizada para justificarlos, en contravía del Manual de Ética, que indica: “…la ética es determinante en la cultura organizacional (…) debe existir transparencia y autorregulación (…) se debe generar confianza a los grupos de interés, dándole visibilidad al componente ético”.
Otro tema que llama la atención tiene que ver con los mensajes que desde la Presidencia de TigoUNE se han emitido desde la firma de las escrituras de la fusión, en agosto de 2014, y especialmente cuando se dieron varios despidos, en los que se ha estigmatizado a quienes por años han sido los artífices y constructores de la empresa, desde cuando laboraban en la UEN Telecomunicaciones EPM, luego en UNE y ahora en TigoUNE, pues se considera que quienes llevan muchos años en la compañía “tienen menos compromiso con ella”, poniendo en tela de juicio no solo su conocimiento sino su sentido de pertenencia por una empresa que esas generaciones le entregaron, en todo su esplendor, a Millicom.
Lo que hay que valorar es la importancia de esa mezcla entre trabajadores con gran experiencia y con ideas innovadoras, y los jóvenes que a base de ímpetu y nuevos conocimientos, siguen dándole valor a una organización cada vez más importante para la ciudad, para la región y para el país. Esperamos que las preocupaciones sobre el talento humano, la valoración de la empresa y la pérdida de patrimonio público, manifestadas y sustentadas durante el debate de la fusión y dada ésta, no tengan el final que se avizoraba. Recordamos que aún en los estrados se discute su legalidad.
Así mismo, vemos con indignación lo que llamamos el Estatuto Directivo velado, que obliga a quienes aspiran a ascender a una jefatura, a modificar su contrato laboral, al pasar al modelo de salario integral, que además de ir en detrimento de las condiciones propias del ingreso y la calidad de vida del trabajador, vía eliminación de beneficios convencionales (ofreciendo otros beneficios), atenta contra el mencionado Acuerdo 17 y contra la libertad de asociación, pues ninguno de los “beneficiados” puede afiliarse a una organización sindical. ¿Es una forma disimulada de restar afiliados a los sindicatos? Sobre esto ya estamos elevando consultas para hacer las acciones necesarias ante los organismos nacionales e internacionales, como el caso de la OIT.
Todos estos hechos, de interés colectivo, han propiciado que, independiente de las posiciones y formas de actuar de cada organización, se vengan presentando acciones conjuntas entre los sindicatos de la empresa y de la industria de las TIC, buscando objetivos comunes: aporte a la sostenibilidad empresarial, defensa de los derechos de los trabajadores y sus familias, y defensa del patrimonio público, como el caso de UNE.
Finalmente y en coherencia con lo anterior, ratificamos nuestro apoyo y deseamos los mayores éxitos a las organizaciones sindicales que inician las negociaciones de sus respectivas convenciones.
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