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La nueva administración de EPM planteó ocho focos estratégicos que parecen orientados a sincronizar los planes estratégicos del Municipio de Medellín para este cuatrienio.
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En octubre el alcalde de Medellín presentará al Concejo de nuevo un proyecto de Acuerdo para modificar el objeto social de EPM. ¡Qué implica eso para la empresa?
Al momento de publicar esta nota, el alcalde de Medellín anunció que retirará, por ahoya y hasta el mes de octubre, el proyecto de Acuerdo de que habla este editorial.
El 1° de julio se radicó en el Concejo de Medellín un proyecto de Acuerdo que busca se concedan facultades, por seis meses, al alcalde de Medellín para que modifique el objeto social de EPM. De otorgar ese poder omnímodo, el cabildo podría estar dando un paso, que junto al de la entrega de UNE, podría ser el más grave de esa corporación en su historia reciente, al existir la posibilidad de dejar al garete a la empresa.
Se trata de tres líneas, muy diversas. La primera, el ofrecimiento y prestación de servicios relacionados con biocombustibles, infraestructura, movilidad sostenible, tecnologías de la información, servicios compartidos y “adecuación de tierras para dotarlas con riego, drenaje o protección de inundaciones”. La segunda, la producción, transformación, gestión y explotación comercial de infraestructura, información, conocimiento, subproductos y todo tipo de bienes; ofertas de financiación, soluciones para las personas, el hogar, el comercio y la industria; servicios de corresponsal de seguros y turísticos asociados a su infraestructura. Y una tercera, que avala a la Junta Directiva de EPM para que adopte y ejecute actividades que busquen el beneficio con nuevas tecnologías. Como ya se dice desde varios frentes de la ciudad, en ese objeto “cabe un tren de lado”.
Hoy ya no se habla de privatización o de la naturaleza 100% pública de EPM. No hace falta. El lenguaje y las actuaciones son distintas, pero los objetivos podrían ser los mismos. En palabras del exfuncionario Francisco Valderrama “se abona terreno para el próximo paso: invocar la necesidad de un “socio estratégico” para responder a negocios en los que no tendría por qué haberse involucrado. ¿O es que el propósito es privatizar por la puerta de atrás…?”
Sin adentrarlos aún en el análisis pormenorizado del proyecto de Acuerdo firmado por el propio alcalde y por el gerente de EPM, consideramos que con esas facultades el Concejo no solo le otorgaría un cheque en blanco al mandatario, también se deslindaría de su obligación y su responsabilidad de tomar las decisiones más adecuadas para brindar calidad de vida a los ciudadanos, con base en el debate y en el estudio técnico, jurídico, financiero y social de los temas sobre los que deben decidir en nombre de ellos.
De ahí que, desde SINPRO, coincidimos con Medellín Cómo Vamos en el sentido que la discusión del objeto social de EPM, y de paso su autonomía, debe hacerse de forma abierta, amplia y pública, ya que compromete a una empresa que le genera cuantiosos recursos al Municipio para inversión social y que es vital para la estabilidad energética del país. Tampoco es adecuado, dice Medellín Como Vamos, plantear que la junta directiva pueda cambiar el objeto social discrecionalmente, cuando lo vea necesario, al no ser esta una empresa por acciones sino una empresa industrial y comercial, ciento por ciento pública, cuyos dueños somos todos los medellinenses.
Si bien, como ya lo hemos dicho en diversas oportunidades, EPM es un ente autónomo y las actuaciones del alcalde en calidad de representante de la comunidad deben enmarcarse exclusivamente a través de la Junta Directiva, que él escoge y preside, es innegable que su pensamiento y acciones en torno a los temas más relevantes de EPM tienen incidencia directa en la sostenibilidad de la empresa, como ya sucedió en administraciones pasadas, para bien o para mal.
“Sería una oportunidad de oro para los actuales 21 integrantes del Concejo, debatir amplia, abierta y públicamente”
Toca entonces trasladarnos poco más de dos décadas atrás, cuando un aguerrido y socialmente comprometido Concejo de Medellín se opuso a la privatización de EPM. El resultado fue el Acuerdo 069 de 1997 que transformó a EPM en una empresa industrial y comercial del estado, de naturaleza 100% pública y de propiedad única del Municipio de Medellín. Sería una oportunidad de oro para los actuales 21 integrantes del Concejo, debatir amplia, abierta y públicamente, como ya se ha planteado, pero especialmente con los análisis de todo tipo que se requieran, y con apoyo de técnicos, expertos en todo lo que plantea el proyecto de Acuerdo, y la voz de la comunidad, para decidir sobre el presente y futuro de EPM, con la discusión de los cambios que se plantean al objeto social.
No podemos olvidar, así mismo, que a pesar de que gran parte de la agenda pública se ha concentrado en la emergencia actual por el coronavirus, hay varios temas adicionales al objeto social, en los que debemos centrar gran parte de nuestra atención por lo que podrían implicar para la sostenibilidad de la empresa, como el proyecto Hidroituango, la entrada en operación de la porción CaribeMar de Electricaribe y el debate que deberá darse frente al futuro y el control de UNE EPM Telecomunicaciones S.A., entre otros.
Desde SINPRO, como ya lo hicimos en 2015 y 2016 cuando en el Congreso de la República se pretendió modificar en parte la Ley 142 de 1994, para ampliar el objeto social de las empresas de servicios públicos domiciliarios a diferentes actividades que nada tenían que ver con su objeto natural, estaremos liderando varias acciones en diferentes escenarios, apoyando lo que, al final de los análisis que se hagan sean favorables para EPM, y manifestando nuestra oposición a lo que vaya en contravía de su naturaleza, objeto y autonomía.
Esperamos, así mismo, que el alcalde de Medellín cumpla efectivamente con lo manifestado en conversatorio que sostuvimos cuando aún era candidato: “EPM es y seguirá siendo 100% pública (…) vamos a recuperar la buena imagen, la marca y la confianza en EPM”.
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Es bien sabida la importancia de EPM para Medellín. Dos cifras dan cuenta de lo anterior. En el periodo 2008-2018 las transferencias de EPM representaron un 19% de los ingresos totales del Municipio de Medellín y casi un 30% de sus ingresos propios. Estos recursos han representado un apalancamiento significativo en la inversión pública municipal, dado que dichos recursos deben ser destinados exclusivamente a inversión social y le han permitido sobresalir en los primeros lugares de mayor inversión por habitante, entre las más importantes ciudades del país.
En la coyuntura actual de la pandemia por el COVID-19 cobran aún más relevancia las transferencias de EPM al Municipio. La entidad tiene un papel central en desarrollar una política contra cíclica, esto es, bajo posibles menores recursos derivados de las crisis por la pandemia, es relevante que destine gran parte de ellos en inversión que permita aminorar o incluso revertir la reducción del crecimiento económico y el aumento del desempleo; en ese sentido, el Municipio requiere hoy más que nunca los recursos provenientes de EPM.
“Aunque los de 2020 están garantizados, con transferencias por $1,26 billones, los recursos para el 2021 están bajo incertidumbre”
Aunque los de 2020 están garantizados, con transferencias por $1,26 billones, los recursos para el 2021, fruto del ejercicio del presente año, están bajo incertidumbre. Es posible anticipar una caída de las utilidades de Empresas Públicas de Medellín, vía una reducción de la demanda no residencial de servicios públicos. En el caso de la energía eléctrica, de acuerdo con estimaciones iniciales en países de Asia y Europa, que han sido más afectados por la cuarentena, la demanda eléctrica ha disminuido entre el 15% y el 20% (BID, 2020).
La pregunta crucial será si EPM podrá garantizar el monto de transferencias ordinarias y extraordinarias al Municipio, planteadas en el Plan Financiero del Proyecto de Acuerdo, dado su compromiso social con la calidad de vida de los ciudadanos en Medellín o, por el contrario, la crisis la golpeará tan fuertemente que dichas transferencias terminarán reduciéndose, y con ello la inversión social en la ciudad en un momento de crisis económica y social.
El Proyecto de Acuerdo no modificó, en relación con el anteproyecto, el monto de las transferencias que recibirá Medellín, por un valor de casi $6,3 billones que apalancarán el 32% de la inversión municipal en el cuatrienio.
Más allá del planteamiento de la Alcaldía de Medellín en relación con la no modificación del monto por transferencias, valdría la pena empezar a preguntarnos por otros elementos relevantes en cuanto al uso histórico de estos recursos, si han sido estratégicos y si podrían en un futuro cercano, luego de pandemia, ser pensados de forma distinta.
Medellín Cómo Vamos ha realizado un ejercicio desde hace unos años atrás en el cual indagamos si la destinación de estos recursos por transferencias de EPM difiere de la inversión total de recursos públicos por sectores, para tratar de responder si hay apuestas estratégicas.
“…los recursos por transferencias de EPM se vienen distribuyendo entre todos los sectores, en mayor o menor magnitud, dependiendo del gobierno de turno”
El resultado es que los recursos por transferencias de EPM se vienen distribuyendo entre todos los sectores, en mayor o menor magnitud, dependiendo del gobierno de turno, manteniendo educación en el primer lugar de la inversión y transporte en el segundo, sin que se evidencien, más allá de eso, apuestas estratégicas con dichos recursos. Los dos últimos gobiernos invierten más o menos en el resto de los sectores, dependiendo de sus apuestas particulares, lo que termina repercutiendo en la inversión pública total, como se evidencia entre 2016 y 2018 con menor inversión en recreación, deporte y vivienda, y una mayor en lo relacionado con industria y comercio, y saneamiento básico y agua.
La importancia y/o dependencia de las transferencias de EPM para la inversión social que ha realizado el Municipio en las últimas dos décadas ha revelado con anterioridad coyunturas difíciles para la gestión local, cuando se reducen dichos recursos ostensiblemente, afectando un número significativo de programas que tradicionalmente se han nutrido de ellos. Pensar más lo que deben significar los recursos de EPM para la inversión municipal implica pensarlos más estratégicamente y no como hasta ahora, donde se convierten en una bolsa a repartir entre una multiplicidad de proyectos.
Bien valdría la pena poner en discusión, si una apuesta estratégica pueda significar destinar una parte de dichos recursos a un Fondo que sea empleado única y exclusivamente para dos fines: 1) proyectos estratégicos de ciudad incluidos en ejercicios de planificación de largo plazo y 2) atención a choques como los que nos deja esta pandemia del COVID-19.
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